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Perfume

El frío de afuera tocaba la ventana con rudeza, llorando frente a ella, y yo la observaba sonriente mientras cerraba el estuche de mi guitarra. El ruido de la lluvia no me dejaba tocar, pero nunca dejé de oír música. Me sentía calmado, y cada segundo que pasaba, mis ganas de prenderme al ambiente me invitaban a tomar un café, pero vacilé mis ganas y decidí divertirme un poco. Había tenido un buen día, y no eran quizás ni las siete cuando apenas se veía el umbral de la puesta del sol. Mis ánimos no estaban tan altos pero sí podía jugar a estar vivo con ellos. Recordaba quien me había puesto así la noche anterior. Dejó su copa sin terminar junto a la mesa, y al irse no dejó nada más que su frasquito de perfume. Comencé a imaginar el por qué me dejaría su aroma. La sensación que más me despierta su recuerdo es su aroma. Hierve mi sangre y debilita mis nervios, y me encanta. Abrí la pequeña botella y comencé echando un pequeño rocío sobre el dorso de mi mano. Aquella noche fue ella quien m
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Incienso de Nos

El mundo rebosa de aromas agrios y dulces. Nos encanta encontrar aromas y hay quienes se atrevieron a guardarlos en varillas encandilantes, que tienen un olor específico de algo. Naranja, limón, pino y nieve, flores selváticas... Pero, ¿por qué no lo hay de la tierra mojada? ¿de pan recién horneado? ¿del beso en la oscuridad? ¿Y si los momentos tuvieran aroma? Solo pensemos: cada día encendemos una varilla que nos recuerde la primera vez de algo. Nuestro primer libro nuevo, el primer día en la escuela, la primera bicicleta. El primer romance. El primer vino, el primer beso. El primer... momento. Imagina encender una varilla con esa fragancia que evoque nuestro momento. Nuestro segundo. Nuestra breve eternidad. Un incienso que nadie más distingue. Un olor del que solo tú y yo fuimos testigos. Un aroma que inunde la habitación y nuestras mentes de un tenue recuerdo etéreo. Un incienso de nos. Sean bienvenidos a mi blog.